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08.01.2012

Estoy haciéndome un heart wash.

Resulta que me ha dado por extrañar al amor y cuando eso pasa el mundo entero se me pone de cabeza.

Creo que soy adicta a la hermosa satisfacción de palpar, lo cual espero no les haya hecho volar demasiado la imaginación, porque estarían algo así como 80% en un error. Me refiero a esos momentos en los que estás con tu persona amada y puedes rozar discretamente tu cuerpo con el suyo, en que le tienes tan cerca que te deleitas en su olor, que puedes ver la textura de su piel y que mientras hablan quedan tan cerca que es prácticamente inevitable un beso.

Eso extraño…

Pero trato de hacerme creer que sólo es el deseo de secretar endorfinas, encefalinas, dopamina, serotonina, norepinefrina y oxitocina. Entiéndase que traigo ganas de drogarme naturalmente el cerebro, de entorpecer mis neurotransmisores y dejarme llevar por un proceso químico de aparente felicidad. Visto de esta manera, parece bastante banal e insulso mi deseo, parece un impulso visceral propio de un drogadicto y bastante fuera de lugar para una persona que se jacta de tener cierto uso de su raciocinio, lo cual me hace sentir brevemente avergonzada de mis pensamientos, pero luego pienso: “cada quien tiene su vicio ¿no?”, y me reprendo por semejante falta de disciplina, pero, ¡ah! ¡Cómo extraño mi amor!.

¡Demonios! No sirve el heart wash.