Archivos Mensuales: marzo 2024

De viaje

Abro los ojos aquí, en este cuerpo, en este plano, en este lugar-tiempo-espacio.

Siempre vuelvo, siempre regreso a esta experiencia en la que percibo una mezcla perfecta de paz, resiliencia, coraje, fuerza, dolor, vivencias, que me saben agridulce, que me alegran y me duelen de una forma que no existe en otros cuerpos, en otros tiempos.

Abro los ojos aquí y no sé ya cuántas veces he vuelto para experimentar esta vida que sabe a postre de frutas, a nieve, a chocolate amargo.

Abro los ojos aquí y trato de experimentarlo todo, de sufrirlo, de carcajearlo, de arrebatarme, de destruirme. Siempre se puede volver a empezar…

Abro los ojos aquí y me sabe a fragmento de segundos. No me quiero ir… cinco minutos más…

Apuntes de un día de trance

El viaje entre experiencias es un salto entre realidades que se realiza a partir de un estado emocional exaltado

Implica que el corazón se apasione, se exalte, independientemente de la polaridad, acompañado de un deseo intencionado

Se debe antes, (de preferencia) liberar de impurezas la energía acumulada en el pecho, para que el salto se realice con mayor fluidez y rapidez

La energía en el pecho puede ser un factor determinate para el correcto traslado y unión a la experiencia alterna

Debe tenerse confianza inquebrantable en que es posible

En la primera fase, el cambio debe estar ligado a cambios «posibles». Es decir, que tenga coherencia el futuro solicitado, con el pasado vivido. No pedir, por ejemplo, un futuro en que viva alguien fallecido. una petición como esa podría atraer a la experiencia a alguien muy similar, pero no a la misma persona (o peor, provocar una disonancia cognitiva en el viajero).

No plantar expectativas. El viajero no debe esperar que suceda. Debe solicitarlo, olvidar y fluir. De acuerdo a la complejidad de la solicitud y dependiendo de las leyes existentes en el plano al que se viaja, el tiempo de cumplimiento puede variar

Manifestación

De entre la serie de cosas que me pasan últimamente, resulta que cuando estoy en calma, serena, sin demonios merodeando en forma de pensamientos recurrentes, y más, cuando lavo los trastes, llegan… no sé cómo nombrarlos… ¿ideas? ¿canalizaciones? ¿mensajes?

Le pondré por nombre «información». El detalle es que no sé de dónde o por qué viene, pero me trae a veces conceptos que me vuelan la mente, que me hacen comprender el mundo y sus cosas y a su gente… todos esos bichitos que vivimos pegados a esta roca que vuela girando por el universo.

Uno de esos días, estaba pensando como sin pensar. Sólo dejaba a la ardilla darle vueltas a su rueda, sin prestarle demasiada atención. Mi atención la tenía la comida pegada a los platos que estaba tratando de limpiar, así que el roedor tenía permiso de hacer su desastre habitual en la jaula.

No notaba que estaba repasando la cantidad de pendientes, deudas, preocupaciones, hasta que algo así como una especie de voz (que no es voz, porque no escucho voces, es más bien como decía: información que llega, que a veces parece que llegara en forma de conversación, pero sin sonido) y me dijo:

«¿Sabes cuál es tu problema?, que crees que no mereces, que crees que con lo que tienes debes de estar satisfecha, que piensas que debes salir adelante siempre con poco, porque eso es lo justo»

Mi ardilla se paró en seco al igual que mis manos y la información continuó.

«Lo que debes hacer entonces, es buscar a alguien que pida por ti, desde ti. Que pidas para ti en nombre de ese ser que te ama tanto, que sin duda sabes, que estaría de acuerdo con pedir eso que quieres…»

Mientras recibía esa información, busqué entre mis seres amados, alguien de quien tuviera semejante certeza. Alguien que tuviera ese poder para pedirle al universo, que deseara lo mejor para mí, que me amara con gran intensidad y repasé en milésimas de segundo entre mi familia, mis amigos, mis padres, pero de la nada surgió con fuerza la palabra «cristo».

¿Cristo? ¿YO tenía la certeza de que Jesus me ama? ¿yo, la que no va a misa, que ha comulgado como en 3 ocasiones en toda su vida, que lleva una vida bastante fuera de lo que la iglesia considera como «puro»? Honestamente no lo podía creer. No de mi, pero ahí estaba una increíble seguridad de que era cierto. Sembrada en mi corazón como si fuera una de las únicas verdades de la vida.

Estaba sorprendida. Siempre me he sentido la niña consentida del universo, pero jamás había sido consciente de que creyera tan fielmente en el hijo de Dios.

«¿Quién más puede ser? -continuó- si no alguien que fue capaz de dar su vida, para dejarte un mensaje de amor a través del tiempo. Pídele al universo en su nombre, dile que él dice que debes recibir eso que necesitas y suelta. Llegará¨.»

No voy a contar las cosas que pedí en esos días (nimiedades en realidad), pero fue sorprendente el modo en el que el mensaje fue cierto y cuando me di cuenta que tenía ante mi una herramienta tan poderosa, me pregunté qué más quería. Pensé en diferentes cambios, pero a la vez reconocí lo que esto implicaba y ya no los quise. Busqué con ansiedad otro deseo y entonces… caí en cuenta de que me sentía realmente feliz tal y como estaba.

Esa experiencia, creo, fue base para otras tantas, pero siendo una de las más fuertes, quiero conservarla aquí… quiero evitar que se difumine con el transcurrir de los días.

¿De vuelta?

Va para cuatro años que no escribía nada en éste espacio.

En aquel entonces tenía la intención de recibir la atención del lector, de encontrar fama, de iniciar un camino como escritora tal vez, pero ahora no.

Han pasado un sin fin de cosas en este tiempo, que si no me quitaron los pocos tornillos que tenía, creo que andan algo cerca de lograrlo.

Y ahora… tengo necesidad de escribir a modo de diario de ruta de este atropellado camino al que solemos llamar vida, la cantidad de sandeces que me pasan por la mente, por que debo aceptar que tengo cierto temor a olvidar.

Así que si por mera casualidad, queda alguien por aquí que por azares del destino recibe una notificación de que he vuelto a escribir, pueden sentirse en la absoluta libertad de solicitar que los avisos se detengan, por que esta vez escribiré para mi. Si de algún modo fortuito, lo que escriba le sirve a alguien, bienvenido sea a compartir el sendero.

Saludos.