Archivos Mensuales: noviembre 2011

Dr. Gato


Después de un día extenuante de atención a sus interminables pacientes, el Doctor Gato se disponía a cerrar el consultorio y descansar, cuando el señor ratón tocó desesperadamente a la puerta.
Como en muchas ocasiones, este cliente asiduo, llegó cojeando y con numerosas lastimaduras en el cuerpo; ya era costumbre que debido a su agitada vida, sus aventuras dejaran severas marcas en su cuerpo y que continuamente lo recibieran de emergencia para aliviar sus heridas.
“Tiene que cuidarse Señor.” Dijo el Doctor Gato, “¿No ha pensado en su familia?, en su casa le esperan decenas de hijos, su esposa, ¡Tiene que preocuparse por vivir para ellos, por estar presente en sus vidas!”;
“No, mi doctor”, Contestó Señor Ratón haciendo una mueca burlona, “sucede que usted no sabe cómo vivir la vida”
Evitando mostrar la molestia por sentirse burlado, el Doctor Gato guardó silencio.
“Los seres como usted, -continuó el señor ratón- … malgastan su vida enclaustrados trabajando; soñando con un día tener el dinero suficiente para cumplir sus sueños, sin darse cuenta que cuando acumulan el recurso, ya no tienen el tiempo suficiente; viven sin percatarse de que la vida les da la oportunidad de vivir plenamente, sin tanto esfuerzo…”
El doctor escuchaba atento las palabras de su paciente y sus pupilas se contrajeron en signo de molestia.
“Usted es quien debería de vivir de otra manera, -seguía el señor ratón, alardeando más cada vez-, debería comprender que la vida es una sola y que si no la disfruta ahora, si no satisface sus grandes deseos, terminará preguntándose en que desperdició y malgastó su tiempo…”
Procurando que se fuera lo antes posible, el doctor lo auscultaba rápidamente y contraía las orejas. Aún sabiendo que algo de razón había en las palabras del Señor Ratón, le molestaba la actitud pretensiosa en su visita.
“Debe de disfrutar la vida, de dejarse llevar por sus instintos y aprovechar el instante, debe…”
“Tiene razón…”, le interrumpió el doctor, habiendo perdido la paciencia ante su crítico; “debería de dejarme llevar más por mis instintos…” concluyó.
“¡Exacto! Usted debe de empezar a…”
El Señor Ratón no pudo seguir hablando, ya que el Doctor Gato, siguiendo precisamente sus instintos y desesperación, había desenfundado sus afiladas garras, había apresado a su paciente y se lo había comido.

¿Por qué cuestionan a un loco?

Según la teoría de la ventana de johari, todos tenemos nuestra personalidad dividida en sectores, los cuales tienen diversas características de nuestro ser entero, pero que son mostradas bajo diferentes factores, de manera que cuando estamos en público nos comportamos de una manera diferente, que en privado (y no se diga de sobrio a ebrio). Obviamente nuestra parte más clara (o “buena” para el concepto de nuestra sociedad) es aquella a la que puede tener acceso la mayor parte de la gente y en todo momento; y la más obscura queda destinada para exclusivamente nosotros o aquellos momentos en los que podríamos decir que perdemos la compostura, pues puede ser que ni siquiera nosotros conozcamos esa parte.
Recientemente alguien me preguntó cuál era la verdadera yo. He de reconocer que por muchas causas, mi estado de ánimo fluctúa constantemente los últimos días, sin embargo, las personas que me conocen, podrán decir que soy prácticamente transparente. Mi mal y mi bien están a flor de piel. Obviamente controlo mi temperamento, el cual es bastante fuerte, para no hacerle daño a mis congéneres, pero lo que pienso lo digo, me carcajeo por lo hilarante y exploto ante lo injusto. Así soy. Visceral tal vez, pero auténtica, sin máscaras, sin necesidad de que me quiera la mayoría porque amigos tengo pocos, pero demasiado buenos (tanto que me aguantan). Paciente con los amables e intolerante con los nefastos, no hay más. Quien genere en mí la confianza conoce lo demás y más guardado de mí. Mi ira ante el que abuso de poder, mi preocupación por el mundo, mi sexto sentido y mi empatía con los demás seres. Pero no guardo nada. No oculto. Contesto lo más objetivamente que puedo, hasta cuando se trata de hablar de mis culpas. Confieso a quien se interesa, escucho al que lo necesita y regaño a quien lo pide.
TRANSPARENTE
Para mí eso es lo correcto

serio?

apoco todavía me siguen leyendo? son la onda.