Finito…

El amor se fue con la evolución. Existió, más se vio tan atacado que decidió dejarnos solos con nuestra miseria.

Aprendimos a ser tacaños, egoístas, ambiciosos y mitómanos con él, creyéndonos la historia de que el amor tiene determinadas características, que cubre ciertos aspectos, que nos hace sentir de alguna manera particular.

Decidimos creer en historias fantásticas que nos ciegan a la verdad, que nos confunden, pero peor aún, que no sólo nos dejan sin sentir, sino que nos conducen a la persona equivocada, a la que todo intenta, menos hacernos feliz y finalmente, terminamos solos.

Y ¡ay de aquellos que ilusos entregaron el alma!, de aquellos que creyeron, que añoraron, que sintieron. Ay de aquellos que decidieron seguir viviendo con el corazón hecho añicos, tratando de reconstruir un concepto de la realidad, que trataron de encontrar el amor a través de la neblina de la incertidumbre, el desaliento y la mentira. Pobres mendigos de un aliciente inexistente, tristes creyentes de los labios del canalla, que se volverán tarde o temprano en un integrante más de esa multitud sombría de muertos vivientes, hambrientos de cuanta vanalidad supone puede sustituir al amor.

Desde este lugar de paz les invoco, les invito a cerrar el corazón, a dejar de buscar, a canalizar ese deseo y esos ímpetus en arte, servicio, ciencia…  Allá solo hay placebos, ilusiones, fragmentos calcinados e inservibles de amor. Sólo falta tiempo para reconocerlo.

Tengamos fe. Tal vez un día vuelva el sentimiento ausente y nos invada de tal manera que no podrá haber dudas ante semejante prueba, pero hasta entonces, guarden, alimenten y reconstruyan para sí mismos ese corazón prácticamente marchito.

 

Acerca de laodonata

Sólo un humano más, de esos que no encajan en el planeta...

Publicado el 11 junio, 2014 en Sin categoría. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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